sábado, 1 de agosto de 2009

Qui se propone el nuevo rector

NUEVO rector significa nueva estrategia? Algunos elementos asm lo sugieren. El doctor Juan Ramsn de la Fuente ya habla de cambios en la Universidad, dice aceptar el dialogo pzblico y algunos detalles sugieren que no tiene grandes reticencias para acceder a realizar un congreso universitario, Barnis incurris en algunos errores graves, pero nunca cedis un palmo de terreno en cuanto a calificar la presisn estudiantil como ilegal e ilegmtima y, aunque retirs el aumento de cuotas, no acepts las otras demandas absurdas del CGH, como la de quitar los requisitos acadimicos adicionales del pase automatico o que la UNAM rompa con el Ceneval.
Al parecer, sin embargo, la polmtica de la Rectorma dara un giro importante. Es probable que este cambio se relacione con el dialogo secreto sostenido entre Gobernacisn y el PRD y cuyo desenlace concreto ignoramos. No deja de ser paradsjico que el gobierno negocie el destino de la Universidad con un partido que ha mostrado siempre muy poco respeto por las reglas de la academia y, en cambio, se ha dedicado a promover conflictos entre el alumnado con el fin de obtener posiciones de poder y beneficios electorales.

El dilema central es el del congreso. De aceptarse la propuesta de congreso que hacen los huelguistas, estarmamos frente a un evento excepcional, que no ha sido resultado de un autintico consenso universitario, sino producto de una coaccisn violenta ejercida por grupos ostensiblemente minoritarios. Este congreso serma un espacio conquistado por el CGH y puede usted jurar que los lmderes huelguistas seran recibidos en ese evento como hiroes de la reforma universitaria.

?Qui grupo estudiantil alterno serma capaz de impedir el triunfo de los huelguistas en dicho congreso? La tragedia de la UNAM en 1999 es que la minorma pudo imponerse sobre la inmensa mayorma por la absoluta falta de capacidad organizativa de ista y, una vez mas, somos testigos de una situacisn absurda en donde grupos de activistas imponen su voluntad a base no de ideas sino de fuerza y burla a las normas.

La reforma de la Universidad en estas condiciones serma un nuevo movimiento fallido, como el de 1990. No hay proyectos elaborados para la transformacisn universitaria; hay pocas ideas y muy poca informacisn seria sobre las realidades educativas de la UNAM que pudieran alimentar un rico debate. Lo que hay en cambio es un ambiente rmspido, al borde de la violencia, preqado por la desconfianza, las pasiones, el rencor y el coraje. Ningzn debate inteligente puede prosperar en un ambiente asm.

No hay ideas muy elaboradas y serias sobre la reforma universitaria, en cambio, prosperan los lugares comunes de la vieja polmtica estudiantil; por ejemplo, se insiste en considerar que el principal problema de la UNAM es el del gobierno de la institucisn y las soluciones que se ofrecen a este problema son las mismas fsrmulas que se ofrecman en ipocas anteriores. Estas consisten en formulaciones que se oponen a la estructura del Consejo Universitario y a la Junta de Gobierno, y que reclaman un sistema de decisiones sustentado en el principio de la representatividad democratica como si la Universidad fuera una Repzblica.

Los huelguistas y sus detractores del PRD coinciden en un programa como iste. Sin embargo, ambas partes olvidan lo que este programa produjo cuando el Partido Comunista lo puso en practica en las universidades de Sinaloa, Guerrero y Puebla. El esquema representativo de gobierno universitario produjo en esos estados el predominio de la polmtica sobre la academia y tuvo resultados acadimicos desastrosos. Volver a revivir ese expediente es, desde luego, una irresponsabilidad.

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